Ángela se encontraba sentada en el living leyendo. La luz tenue del velador alumbraba las páginas de aquel libro cuya historia la mantenía en vilo. Lo leía con avidez pero a la vez no tan rápido para que no se acabara pronto.
Hubiera querido ser la protagonista de aquella historia de amor, por eso no quería terminarlo. Deseaba prolongar las sensaciones y los sentimientos que en ella despertaban aquellas palabras. De pronto bostezó sin quererlo.
No estaba aburrida, todo lo contrario, pero el sueño entrecortado de la noche anterior no había sido lo reparador que hubiera necesitado. Pestañeó con sus pesados párpados un par de veces y se sintió acariciada por una cálida brisa que se había colado por la ventana.
Las cortinas se movieron suavemente como dejando entrar un fantasma. Ángela cerró los ojos y soltó un suspiro. Una sonrisa se dibujó en su semblante y una luz brillante abandonó su cuerpo. A partir de aquel momento, mientras el alma de Ángela se elevaba, la historia del libro contó con una nueva protagonista.
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