Caricias de Vida y de Tiempo - POESÍA


Sentirse viva, audaz, invencible, radiante.
Ella se mira las manos y las ve fuertes, ansiosas, aventureras.
Se peina los cabellos lacios, cobrizos y brillantes, son seda en sus manos.
Luego viene la noche y los sueños la llevan a mundos insospechados de alegrías, ilusiones y proyectos.
El viento ha estado soplando desde hace varias horas con la misma intensidad.
Se lo puede oír danzando con una fuerza descomunal, pero a ella parece no asustarla.
Es más, se siente poderosa al escucharlo, como si ese aire salido de las propias fauces del universo la insuflara con una fortaleza única, a la vez sorprendente y necesaria.
Además, ella necesita ese viento. Le quita los miedos, las ansiedades y las preocupaciones que han aparecido y le deja una sensación de paz tan anhelada y bienvenida.
Sus cabellos flotan en el espacio y en el tiempo.
Ella percibe las cosquillas que éstos le hacen en el rostro cuando lo rozan.
Cabellos largos y audaces, y caricias que le recuerdan que está viva.
Ella se mira las manos; están entrelazadas con otras.
Su cabello está mas corto, y su mirada llena de ilusión.
La vida es vida y pasa, se renueva constantemente.
Ella mira hacia el horizonte en busca de respuestas, de por qué las cosas son como son, de cómo hacer para sortear las dificultades y salir a flote siempre vencedores, de cómo dejar atrás lo nocivo y tomar lo positivo de experiencias tan cruentas.
Ella solo quiere ser ella misma, y eso a veces es tan difícil.
Tal vez porque cuando algo que debe ser tan simple es coartado, nos sume en una incomprensible agonía.
Solo quiere que la amen, que la entiendan, que la acepten como es.
El viento vuelve a soplar y remueve sus recuerdos, algunos buenos, otros no tanto, todos forman parte de ella. Solo hay que aceptarlos.
¡Que sabrán los otros lo que ella siente! ¡Que sabrá ella lo que sienten otros!
Un nuevo atardecer y una nueva noche llegan.
Ahora sus cabellos son grises y sus manos tienen manchas de experiencia.
La vida ha traído miles de vivencias y ella las ha catado todas.
Está feliz por ello; por haber probado, por haber tratado
y claramente, en ocasiones, por haber triunfado.
Ella se mira las manos y siguen entrelazadas. Ambas manchadas y con arrugas.
Una sostiene a la otra y eso es todo lo que ella siempre quiso.
Una mano que la sostenga y una mirada que la ame, un amor que los haga libres.
Ella se siente amada, aceptada y comprendida. 
Ahora viene una brisa suave, bien recibida.
Ya pueden sentirlo todo, verlo todo, aceptarlo todo.
Dejan a los que quedan un soplo que purifica.
Ya no se ven las manos, eso que se ve son cenizas.
Se unen al mar, a la tierra, a la vida.
Las lleva el viento, unidas.

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