El Viejo - POESÍA

Sentado en la vereda fría tenía todo y nada por delante 
Sus ojos como sueños sin brillo eran estanques vacíos 
Sus manos, de pasado y trabajo hecho carne 
caían devastadas a los lados de ese cuerpo 
Carcomido con los años por la batalla sin tregua. 
Solo deseaba dejar de ser invisible 

El frío del viento era una herida implacable 
Y la luz del sol era su única caricia
Su ajado rostro siempre anhelante 
pedía a gritos mudos la salvación 
Y sólo las eternas constelaciones 
eran testigos de tal quebranto 

Ya no vendían pasajes para la parada “esperanza” 
Se había quedado solo en un destino sin pasos 
Miradas de extraños lo recorrían 
para volverse impertérritas más y más frías 
Ninguna palabra alcanzó su morada 
Pero una mano tendida lo hizo humano de nuevo 

Un breve discurso empañado llegó como suplicando 
¡Despierta viejo! Ya sé que estás muy cansado 
Fueron palabras de aliento, su súplica había viajado 
Y a través de los mares de vida, le llegó el calor de un abrazo 

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