El Náufrago - RELATO BREVE

Cuando desperté el sol destellaba plenamente y me enceguecía. La arena me había entrado en los ojos y me lastimaba. Tenía la boca seca y estaba desorientado. 

Lentamente me incorporé pues me sentía débil y mareado. El calor era abrasador y tenía mucha sed. No sabía cómo había llegado hasta allí ni tampoco dónde me encontraba.

Buscando un lugar donde hubiere sombra, divisé unas palmeras no muy lejos. A sus pies me desplomé agotado. ¿Quién me había llevado hasta allí? ¿Por qué? Solo sabía que debía pedir ayuda. 

Cansado, solo me limitaba a estar echado y pensar. De pronto, mi vista se posó en un pequeño montículo de arena junto a una roca. En el montículo una vieja botella asomaba mostrando su pico. Decidí arriesgarme y salir del resguardo de las palmeras para ver si el envase tenía agua. Cuando lo tuve en mis manos, pude ver que contenía un líquido verdoso, pero dudé en beberlo, pues parecía en mal estado. 

Miré hacia un costado de la roca y vi un bolso raído y sucio. Hurgué dentro de él y hallé un cuaderno maltrecho. Sin pensarlo, lo abrí y leí de sus páginas: “Cuando desperté el sol destellaba plenamente y me enceguecía...” ¡No podía ser, era mi letra, mi misma caligrafía! 

Todo a mi alrededor comenzó a girar. Salvo la última frase, no recuerdo nada más... “No bebas de la botella”. 

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