Abrió sus ojos y se sintió plena
una mañana cálida como tantas otras
El agua la rodeaba y la mecía
y ella se sentía cuidada y segura
pero sentía que algo le faltaba
La ostra la cobijaba y la protegía
nada más podía pedir
Danzar tranquila y admirar su entorno
Sin embargo una añoranza la inquietaba
y se desvelaba noches enteras
Un cuerpo extraño entró en su mundo
y sintiéndose invadida, solo atinó a defenderse
De nácar divino empezó a cubrirse
y con sutileza se protegió del intruso
Otra vez reinaba la paz y sin embargo seguía perdida
En su hogar se bañaba de luz
y resplandecía cada día más grande
aunque también cada vez más cautiva
Y como no sabía hacer otra cosa
emprendió la tarea de hacerse más y más bella
Ella tenía un deseo latente
Un ansia incierta y desconocida
Era anhelo de libertad, solo que ella no lo sabía
Vivía sintiendo, buscando, latiendo
Le faltaba conocer nuevos mundos
Un fuerte sonido la despertó una tarde
Y entre asustada y curiosa se asomó por la hendija
Alguien la sacó de su único lecho
Llevándola a un nuevo mundo de luz y destellos
Blanca, pura y etérea
Vio entonces un azul profundo,
regado de mil estrellas y brillos
Más eterno e infinito que la vida
la cubría por primera vez el firmamento
Y una confesión se hizo luz
No siempre es malo lo inesperado
y aunque no sea lo que buscamos
hay quienes vienen a socorrernos
Ella había nacido en el mar
y viviendo hizo un descubrimiento
Su anhelo también era su perdición
Porque había que morir primero
para poder conocer el cielo

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