No me asombro cuando mis ojos te buscan
aun cuando la más profunda oscuridad me circunda
Ni me olvido del perfume que emana de tu piel
cuando mi cabeza descansa en tu pecho mullido
Ni quiero perderme del calor del abrigo de tus brazos
cuando en ellos me fundo y busco refugio
Y no quiero privarme nunca de la humedad que
prodigan tus labios cuando me cubren con tibios besos
Y no me sorprendo, no, cuando una caricia se hace carne
en mi carne, cuando trémulas tus manos se toman de las mías
Mientras en este cuarto que nos conoce de memoria, te siento
y te respiro, en el instante en que tú también me buscas

Comentarios
Publicar un comentario