El Secreto - RELATO BREVE


No lo pudo evitar. En el taller de cerámica mientras todas hablaban de sus pasatiempos, ella contó que en su casa se dedicaba a las plantas que tenía en el jardín, actividad que le encantaba y que la ayudaba a relajarse. No sólo se le habían muerto las tres o cuatro plantitas que tenía en el balcón del departamento, sino que no había comprado ninguna de ellas, todas se las había traído su hermana que también la creía amante de la jardinería. 

La semana pasada, al volver del súper, se cruzó con la vecina de la vuelta que le contó que se había comprado una máquina de coser nueva porque la otra no daba para más. Por celos, o vaya a saber qué otro motivo, Nacha volvió a mentir. Le dijo que la hija le había regalado una máquina que usaba para hacer de todo: ruedos, delantales, fundas y otras cositas. ¡Patrañas, si el marido tenía las medias y los calzones con agujeros porque ni a mano con aguja la agarrabas para coser! 

Para decir más, al cumpleaños de la nietita el mes pasado llevó un riquísimo budín de chocolate. “¡Divino!”, le dijeron las madres y amigas. “¿Lo hiciste vos?”, “Sí, caserito, caserito, ¿te sirvo?”… Y la hija, que sabía que lo había comprado, rió por lo bajo sabiendo que la madre vivía escondiendo la verdad. Siempre se preguntó por qué mentía sin parar, y ese día, cuando todos los invitados se hubieron ido, aprovechó la oportunidad para encararla. 

- Mamá, decime… ¿Por qué mentís todo el tiempo? 
- Pero nena, ¿qué decís? 
- Dale mamá, no me lo niegues que ya soy grande. 
- Bueno, mentiritas blancas, inofensivas que no le hacen daño a nadie. 
- Ay, no le veo el caso, pero bueno, no lo vas a cambiar ahora, ¿no? 
Y Nacha se encogió de hombros. En verdad ni ella sabía por qué lo hacía, ¿o sí? 

Esa noche, antes de acostarse, la pregunta de su hija le retumbó en la cabeza y pensó en eso como nunca antes había lo hecho… ¿Será que había empezado a mentir aquella vez? El primer novio la había abandonado ni bien ella le contó que estaba embarazada. Al poco tiempo, conoció al que hoy es su esposo pero nunca se atrevió a confesarle la verdad. Hasta el día de hoy, él y su hija ignoran que no llevan la misma sangre ¿Será éste, de una vez por todas, el momento de desenterrar la verdad y revelar el secreto? 

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