Transición - RELATO BREVE


Estaba durmiendo y un ruido lo despertó. Sintió un escalofrío que le recorrió el cuerpo, se le puso la piel de gallina y se le erizaron los vellos de la nuca. Se instó a bajar las escaleras a pesar del miedo que sentía, No podría volver a la cama de todas maneras. 

Los escalones chirriaban bajo de sus pies y sentía el frío que se colaba por debajo de la bata pero continuó su derrotero. Cuando estuvo en la sala sintió una brisa tibia detrás de su oído, ¿o era el aliento de alguien? Súbitamente giró sobre sus talones para descubrir que allí no había nadie. En ese instante se oyó una ventana que se golpeaba repetidamente a causa del viento tempestuoso que invadía el afuera. 

Miró a su alrededor y todas las ventanas estaban cerradas. Se volvió al oír el golpeteo de la madera, se dirigió a la cocina y luego a la biblioteca. Todas las hojas estaban cerradas. Cuando regresaba a la sala oyó el crujir de los escalones y se apresuró para ver qué pasaba. Nada. No vio a nadie; su pulso estaba acelerado, sus manos sudadas, su mente en completa confusión. 

Comenzaba a subir la escalera hacia el dormitorio cuando escuchó que un cristal se rompía. El estrépito de los pequeños fragmentos chocando contra el piso se percibía como distante y con eco como si llegara desde un lugar profundo y lejano. Se acercó a la puerta de la alcoba, que no recordaba haber cerrado, y estiró la mano hacia el picaporte lentamente como postergando la realidad que le esperaba detrás de aquel umbral. 

De pronto, se encontró con un vaso roto frente a la mesita de luz y con un anciano en su cama que dormía plácidamente, el rostro, sereno. No tardó en darse cuenta que ese hombre era él. Decididamente se colocó frente al espejo y en el reflejo todo lo que pudo ver fue una luz brillante que flotaba cálidamente en la habitación. Con calma y felicidad plenas se movió hacia la ventana que abierta dejaba entrar el viento y subió y subió hacia los cielos donde junto con las otras se convirtió en una estrella más. 

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