Mis Ojos Telescópicos - RELATO BREVE

 

Un párpado se alejó del otro y la luz inundó mis pupilas. Estas se hicieron muy pequeñas pero igualmente dejaron entrar cientos y miles de imágenes. Las siluetas, las formas, los colores y los cuerpos que pude divisar eran majestuosos. 

Primero vi pájaros, que se posaban sutilmente sobre las delicadas ramas de los árboles, a los que muchas veces no prestamos atención, tan ocupados con nuestras cosas como vamos transitando por la acera. 

Luego vi mariposas y abejas merodeando un arbusto lleno de flores fragantes. El sol acariciaba cada uno de los pétalos y las corolas, que además se mecían por la brisa matutina que jugaba con ellas. Entonces recordé que cada día está lleno de magia y de cosas maravillosas que nos pasan desapercibidas porque nuestros ojos no nos dejan ver más allá de nuestras narices. 

Tanto hay por redescubrir que no sé por dónde empezar, pero eso no tiene importancia, se empieza simplemente por lo que tenemos delante, todo se nos brinda para ser admirado. A la noche con la misma mirada recorrí el cielo que, vestido de un azul profundo aterciopelado, decidió sacudirse las nubes y salpicarse de brillantes y pequeñas estrellas, ellas no quieren estar solas y por eso se agrupan en sorprendentes racimos. 

Yo elijo pensar que en cada una de ellas hay un alma, que late y vibra, y por eso me regocijo en saber que las almas nunca están solas porque comparten ese lecho eterno y se toman de las manos aunque eso, eso sí, no lo pueda ver.

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