Emma Zunz en el Banquillo de los Acusados - RELATO BREVE


(Basado en el cuento corto Emma Zunz de Jorge Luis Borges) 


No era cuestión de hacerlo o no, ya estaba hecho, se había matado él mismo. Así como la muerte de mi padre, Emmanuel Zunz (Emmanuel Maier durante su fuga al Brasil), ya estaba y estaría escrita indeleble en el tiempo, así estaba la muerte de Aarón Loewenthal. Indefectiblemente su barba rubia y sus quevedos ahumados se cubrirían de escarlata, salpicados por la impunidad con la que había hundido a mi padre en una existencia sin identidad ni decoro, acusado falsamente de ladrón.

Cuando las manos de este desgraciado, ahora disfrazado de decente dueño de la Fábrica de Tejidos Tarbuch y Loewenthal, se mancharon con la sangre de mi padre, fue entonces que él puso el revólver en las mías. No fui yo quien lo tomó, fueron su propia codicia y desfachatez y las balas, ellas aparecieron en el tambor cuando, por su causa, mi padre preparaba obnubilado el brebaje que le robaría el alma, la dignidad y la vida.

La Justicia Divina me invistió con la Toga del Juez, la Sentencia del Jurado y el Arma del Verdugo. ¡Que se diga lo que se diga, yo me declaro inocente! Nadie puede decir que disparé sin motivo. Al empuñar el revólver, mis dedos se aferraron a la Verdad y a la Justicia. ¿Que si mi cuerpo también fue mancillado? ¡Claro que sí! Las heridas no sólo son del alma.

El ultraje que sufrí a causa de este sinvergüenza se hermana y se toma de la mano con la pena que apagó los latidos del corazón de Emmanuel Zunz. Si el delito perpetrado por este hombre no fuera merecedor de la pena de muerte, entonces ¿quién podría explicarme por qué el destino no encontró la forma de librarlo del castigo que ha sufrido? Que haya sido por mi mano, eso, eso no importa.

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