
buscando los por qué, a los que quizás no se puede responder.
Sin embargo, las visiones que de a ratos eran feroces
podían también convertirse en paraíso, renaciendo a cada paso.
Un paraíso aquí y ahora que le colme de paz el alma...
Y allí, en medio de la calma, podría encontrarle el nombre a todo
porque en nosotros conviven el infierno y el paraíso
y en el amor y la fé podemos habitar aquel que hagamos más fuerte.
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