La Rubiecita - RELATO BREVE


(Basada en el cuento “La madre de Ernesto” de Abelardo Castillo) 

Nunca me voy a olvidar de aquella vez en que la madre de Ernesto volvió al pueblo. ¡Cómo se llenaba  de tipos el lugar! Yo no la conocía, me enteré de la historia apenas nomás cuando la trajo el Turco. No entendí cómo una mujer deja así a su familia, a su hijo más bien. Porque al marido qué sé yo, hay vidas con motivos que nadie se imagina, pero a un hijo…

Me acuerdo cuando aparecieron en el Alabama Julio, Aníbal y vos. No me gustaba trabajar para el Turco pero no me quedaba otra, necesitaba ganarme unos pesos; en ese pueblo chico no había para elegir. La verdad no me esperaba algo como lo que me contaste, de Julio no me hubiera extrañado una barbaridad así, pero de vos no lo imaginé. Igual me sonó forzado, más bien como que lo dijiste para alardear delante de tus amigos.

Me di cuenta de que me mirabas las piernas cuando subía la escalera, por eso me contoneaba más de lo debido; en el fondo quizás quería que me dijeras algo así, En cierta forma te provoqué. Estaba loca por vos y te contesté con otra grosería. Me dió bronca igual que hubieras venido a lo que venían todos con la madre de Ernesto. Sé que te fuiste sin que pasara nada, eso me hizo quererte aun mas; de los demás, de ellos no me importaba.

Hoy, que estamos juntos y tenemos un hijo, me alegro que nos hayamos ido de aquel pueblo. No por nada en especial pero me alegro. Sin embargo, aunque hayan pasado años, todavía me pregunto qué habrá pasado con Ernesto y su madre. Nunca lo sabremos seguramente pero confieso que me consuela saber que el alma de aquella mujer todavía se humanizaba cuando los reconoció y se le encogió el corazón al pensar que le había pasado algo a Ernesto.


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