Existencia - POESÍA


Escucho mi nombre, alguien me llama, es la vida misma.
Tantas voces me han pronunciado, llegan y me acompañan. 
El espejo sincero me mira y me regala eternos ayeres. 
Me veo niña, con sueños, ilusiones, risas y llantos. 
Mi personalidad se va forjando y los días vividos anidan en mí. 
Me siento mujer, ya soy una joven que disfruta de ser. 
Forjo mi propio camino, con obstáculos que sortear y 
también con bellas aventuras y experiencias enriquecedoras. 
Las horas, que mueven las agujas de un tiempo que nunca se detiene, 
van moldeando mi camino y mi sombra mitiga los días grises. 
Llegan los colores de la mano del amor, soy una mujer afortunada. 
Puedo amar y soy amada, doy gracias por los latidos de mi corazón. 
Un cálido abrigo me cubre cuando llega la noche oscura; 
comprendo que es la certeza de que no hay certidumbre. 
La vida sorprende y a la vuelta de cada esquina me redescubro. 
Siguen las estrellas poblando el infinito firmamento, 
mientras lo contemplo, voy acunando mis sueños, 
los mismos, quizás, de aquella niña que hoy sigue tejiendo ilusiones.

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