
- ¿Sabés, amor, que ayer soñé con Cortázar? Me gustó, porque además estaba Tomasino que jugaba con el gato de él, eran mellizos casi.
- ¿Y de qué hablaron?
- Le conté de mi sueño de ser escritora y que llevo escritos algunos textos, pero cuando me dijo que se los muestre me dio un poco de vergüenza. Semejante exponente de la Literatura no sé qué podría pensar de mis textos. Se ve que leyó en mi mirada la aprensión que su pedido me causó y me dijo:
- A ver!?… Si no ven la luz, a tus palabras se las va a llevar el polvo del tiempo. Dejáme que las lea…
- Y cuando estaba por darle mis textos, sonó el despertador.
- Y bueno, fue un sueño nomás. La próxima sabes que no debes dudar, si verdaderamente querés que te dé su opinión.
Y así partí hacia el trabajo. De camino allí pasé delante de un Café que estaba bastante concurrido; siempre pasaba por allí, por lo que no me sorprendió que así fuera.
Mientras caminaba, sentí algo que me rozó el pie izquierdo. Volteé para ver de qué se trataba y vi que unas manos de dedos largos recogían uno de mis cuadernos. Era Julio Cortázar.
- ¿Es tuyo verdad?, me dijo.
- Si, así es - dije con vos temblorosa -. Gracias
- Algo me dice que es muy valioso para ti. – Observó -.
- Lo es; son algunos de mis escritos. – Contesté -.
- ¿Escritos?, preguntó.
- Si, sé que su tiempo es muy valioso y que lo mío es un total atrevimiento, pero… ¿podría leerlo y darme su opinión?
- Si, como no. Nos había quedado inconcluso, ¿no? ¡Qué bueno que te decidiste!
Impresionante haberlo escrito en tan poco tiempo y te salió redondo
ResponderEliminarGracias! No figura tu nombre, pero gracias por tus palabras. Saludos!
ResponderEliminarSos muy buena Xime nunca dudes de tu talento
ResponderEliminarGracias! :)
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