
Bueno, ya está, ahora sí, creo que está todo en orden. Estoy lista para el encuentro. Ya pactamos día y fecha y esta vez es inamovible. Lo venimos postergando hace rato; ¡No señor!, de hoy no pasa.
Tengo la cafetera preparada, las masas sobre la mesa y un sahumerio suspira a lo lejos sobre uno de los estantes de madera. Las cortinas apaciguan el brillo del sol reinante en este hermoso día de mayo.
La última vez cancelamos porque a una de las dos, no recuerdo a quién, le surgió un imprevisto por eso acordamos que hoy nada iba a ser una excusa aceptable. Esta vez no hay reprogramación de cita, así tampoco habrá reproches.
Recorro con la mirada, de forma panorámica, todo el living-comedor. Si, quedó bien. No se nota nada. Está todo en su sitio. Me quedo tranquila, va a ser un momento agradable. Respiro hondo y suelto.
Suena el timbre… ¿O no? No sé, voy a abrir. Sí, es ella. 'Pasá', le digo. Le noto en el semblante que se siente como en casa, sin embargo, sé que está un tanto inquieta, como yo.
Ya estamos sentadas a la mesa. Me halaga la elección del sahumerio. Le agradezco. Le digo que me encanta lo que tiene puesto. Se sonríe. Me dice… 'Después te digo donde lo compré'. Veo que sus ojos recorren la habitación con detenimiento, sin reparos, sin prejuicios, sin disimulo también.
Muerde una masita. Se acerca la tasa de café a la nariz e inspira, con una expresión de placer, el intenso aroma del café. Me dice…
'Bueno, ya que por fin estamos las dos cara a cara disfrutando de esta hermosa tarde ¿te parece que seamos sinceras? Dale, abrí los cajoncitos de la cómoda, levantá la esquina de la alfombra, mové el almohadón del silloncito y corré las cortinas'.
'Vi que los miedos, el dolor, el exceso de responsabilidad, los reproches a vos misma y las quejas están bien guardaditos pero a mí no se me escapa nada. Si no te voy a culpar, al contrario, vengo a ayudarte. Vos sos yo y viceversa'.
'Te vine a decir que te quiero, que estoy orgullosa de vos y que siempre vas a poder contar conmigo. ¡Vamos, anímate! Lo que sea que te preocupe lo resolveremos juntas y en cuanto a lo bueno, eso, no pasa un minuto más sin que lo festejemos'.
- '¡Por nosotras!'
- '¡Por mí!'
En este brindis no hay chín-chín, porque la copa es una sola… y la vida, también.
Es muy lindo este reencuentro a uno mismo. Me gusta mucho la idea...
ResponderEliminarMuchas gracias. Un placer.
EliminarQue bueno .el relato y el encuentro sincero y amable con una misma .
ResponderEliminarFelicitaciones Xime¡¡
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