Plumaje Mágico - RELATO BREVE

 

Comienza la fiesta, Eugenio recibe una llamada y me avisa que tiene que ausentarse. Le digo que no hay problema, que me quedo a ver qué onda aunque no conozco a nadie… ¿O sí?

Miro a mi alrededor y muchas personas están en este mismo recinto junto a mí. Un mar de colores vibrantes invade mi vista; movimientos y ademanes pintan pinceladas en el aire. La música de fondo es alegre, está en el volumen justo, ni muy fuerte ni muy baja. Mis pies se mueven solos al compás de los acordes.

Siento curiosidad. ¿Quiénes están debajo de estas máscaras, de estos trajes extravagantes y de aquellos antifaces? ¿Acaso no es así la vida? ¿No vamos por el salón de los días, recorriendo el lugar, mirando rostros de gente nueva y ya no tanto? ¿No bailamos al ritmo de la música que fue elegida para nosotros y no por nosotros?

¿Quién dijo que no se puede cambiar la pieza que suena? Si nos animamos a variar la música, cambiaremos también los pasos. Me acerco a un grupo de superhéroes, luego se suman monjas y curas, magos, momias, payasos, mariposas, piratas, odaliscas, pierrots, esclavos, enfermeras, bailarinas, hombres y mujeres. De pronto, siento un golpecito en el hombro y no sé de dónde viene.

¿Bailamos?, me dice una voz. Por toda respuesta le tomo la mano y en el medio de la sala giramos, danzamos, reímos. No puedo ver su sonrisa pero escucho su alegría. ¿Será que mis plumas le hacen cosquillas? Porque yo sí las siento. ¿Quizás él también es un cisne? Algo me dice que no importa, solo importa que me haga reír.

Pasan los minutos y oigo el tic-tac de un reloj lejano; es el anuncio de que la fiesta ya termina. Los pies no me duelen y se han ido las preguntas con las que había llegado. No son respuestas, sin embargo, lo que descubrí esta noche. ¿Tal vez algún brujo me ha hechizado? Que no sea esto un espejismo, ni el truco de algún mago.

Llega Eugenio a la fiesta y me pregunta cómo ha ido. ‘Tengo algo que contarte’, le respondo. Y mientras nos alejamos me mira con asombro y desconcierto. ‘¿No era negro tu disfraz? ¿Cómo es que ahora sos un cisne blanco?’. Me miro el cuerpo y me deslumbro... ¿Qué puedo decirle si todavía no he comprendido nada de lo que ha sucedido esta noche?


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