Regocijo - POESÍA


Me canto a mí misma para que cada nota inunde mi ser
y mueva mis células en una danza saludable y armoniosa.
Celebro cada minuto de mi vida en el que hay risas, llanto, júbilo o dolor
porque en las emociones y las pequeñas cosas está la dicha del vivir.

Amo el crujir de las cobrizas hojas secas bajo mis pies en otoño,
y el canto de los pájaros en medio del silencio de una tarde de domingo,
Adoro que mis ojos se encandilen con el brillo del arco iris que surge tras la lluvia.
Me enternece la risa de los niños al compartir travesuras y juegos
y me apasiona la energía que los impulsa a correr y descubrir nuevas cosas.

Me gusta la ausencia de los grillos en una noche de tormenta,
la fragancia del pasto recién cortado y el sugestivo aroma del café recién hecho.
Me conmueve la fragilidad en los ojos de los ancianos y todavía
me asombro al descubrir la sinceridad en algunas miradas nuevas.

Agradezco el amor de mis padres, mis hermanos y mis amigos
y la inmensa capacidad de amar que me fue otorgada.
Descubro que ese sentimiento es para mí el más importante,
junto con la fe y el deseo de ser gentil y de ayudar a las personas.
¡Que siempre sea esa la brújula en mi paseo por la vida!

Me reconforta ver la sonrisa en la cara de los otros,
y saber que hay bondad a mi alrededor y voluntad de hacer las cosas.
Me anima saber que todavía se comparte la esperanza,
y se lucha por los sueños que tejemos por las noches y también de día.
Me ilusiona por sobre todas las cosas quedarme con la fragancia
y la voz de mi madre por la eternidad de los tiempos.

Soy dichosa por lo que puedo sentir, oler, degustar, ver y tocar;
por los pasos que puedo andar en el camino trazado,
por las horas de sueño que se entibian con la presencia de mi compañero,
y por las ansias de despertar otro día más, para bailar
la más contagiosa de las notas y tratar de comprender todo esto nuevamente.

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