En la Cima de un Sueño - RELATO BREVE

 

El mero recuerdo le produce escalofríos y le eriza la piel. Cierra los ojos dibujando pequeños pliegues de arrugas en su rostro que se contorsiona en una mueca mezcla de temor, aventura y recuerdo. Los ojos permanecen cerrados y su alrededor se va tiñendo de blanco y negro, al igual que sus cabellos de hoy. La chispa se enciende y los años 50 cobran vida.

Sus pies se apoyan en una base circular de no más de 14 pulgadas que descansa, impertérrita, al fin de una viga de hierro. Viste guantes largos y vestido que desnuda los hombros, lista para una fiesta, sin embargo no tiene espacio para bailar. Es una diva que resplandece en aquella plataforma a cientos de metros del suelo en la cornisa de un imponente rascacielos.

Su sonrisa contrasta con la sensación que siente en el estómago. Cosquillas le recorren el cuerpo, está feliz y asustada al mismo tiempo. Se animó a posar para la portada de aquella revista, tan famosa, en un escenario muy particular. Se siente volar; los autos y la gente tan pequeños a sus pies le dan una nueva dimensión a sus sueños.

Un fotógrafo sentado en otra viga se refugia en el lente de su cámara, fundiéndose en una sola figura negra. Esconde su rostro en pos de obtener la fotografía de la década. El temor lo ignora, se siente cómodo en su estudio a cielo abierto. El viento no lo apabulla, se convierte en brisa a su alrededor. Aguza su mirada, nada más existe en ese instante. Presiona el disparador.

Queda inmortalizada la dama de rubios cabellos, la mirada hacia el cielo, una mano levantada atrapa el aire, la sonrisa despejada ilumina la ocasión. Una época dorada, de torres que se construyen en un intento de alcanzar las nubes, albergar el éxito y dar rienda suelta a los  sueños de miles en aquella inmensa ciudad.

Un flash interior la devuelve al presente. Abre los ojos y agradece por haber vivido una aventura tan impensada para un ama de casa de aquellos tiempos. Sirve un delicioso té, acomoda las masitas secas en una fuente y lleva todo a la mesa. Su esposo la espera, le recibe la bandeja y le corre la silla. Se sientan a disfrutar de ese momento. Antes, él se levanta y le dice, ‘Primero te saco una foto, estás hermosa’.


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