Invisibles - MICRORRELATO


Sentados a la mesa de un bar, ambos sumidos en sus pensamientos, con sus miradas que viajan muy lejos sin moverse del lugar. Algún deseo perdido que resurge entre los sueños de la noche se hace presente y abre una puerta. Ella quizás recuerda un amor lejano y pasajero, él tal vez revive momentos de su dorada juventud.

El sol se cuela por los cristales de la vidriera, los acaricia, los apaña. Los envuelve en una calidez renovadora y necesaria para sacudir el frío de las preocupaciones y las dudas. Las ideas se vuelven más positivas bajo la luz del nuevo día y se invitan emociones y recuerdos nuevos.

Cada uno en su burbuja se refugia del entorno intentando buscar respuestas evasivas; La vida nos plantea acertijos y encrucijadas y a veces no podemos ver el camino. Se perciben invisibles, sienten que que nadie los ve, que nadie los nota, sin embargo,  sin quererlo y sin poder evitarlo sus deseos se desprenden de sus cuerpos y sus mentes.

Una estela etérea, liviana y luminosa los rodea. De a poco estas esencias se van acercando y danzan de pronto enérgicas y alegres. Parecen brillar más que antes. Hacen círculos, se chocan y por fin se fusionan. Una embebida en la otra, perdidas sus partículas vuelan entrelazadas; luego, ya no pueden distinguirse, se pertenecen.

Cae la tarde. Ambos se levantan de las sillas, dejan propina sobre la madera lustrosa de las mesas, la vista fija en el suelo. Un cosquilleo les roza la frente y levantan la mirada. Ven más allá para verse ellos mismos. Así se perciben al verse reflejados en la mirada del otro. Ya no se pierden, renacen e invisibles lazos vencedores los unen con una tímida sonrisa que promete...


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