Te vi allí, tendida en la arena de la playa,
dorada, bañada por el sol;las olas rompiendo detrás de tu figura.
Éramos muy jóvenes, soñadores,
apenas más que unos niños.
Mi amor por ti parecía eterno.
Igual que los alocados latidos de mi corazón
al verte, al sentirte, tan cerca;
y tu aroma grabado en mi memoria.
No quise dejar pasar ese momento,
que se perdiera, en el tiempo, evanescente.
Decidí entonces, robar tu imagen.
Preservarte así, mía, risueña, atemporal,
indeleble… en mi alma y mis recuerdos,
Me pregunto, ¿me recuerdas tú también?
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