El Muelle - MICRORRELATO

 

Estamos sentados frente a frente. No se atreven a salir de su escondite las palabras. Sabes que te pediré que te quedes y sé que una vez más me dirás que tienes que irte. Haces tu juramento con tu mirada vehemente y encendida, con el gesto de quien siente pasión por lo que hace pero yo, yo temo que que algún día no puedas regresar.

Intento alejar los oscuros pensamientos que anuncian una tormenta en mi corazón y en mi mente. Te veo zarpar aunque me duela hasta los huesos el verte partir, no podría dejar de despedirme, dejar de ver tu cara tan perfecta para mi. El barco de siempre te lleva lejos y con él se va mi alegría dejando mi espíritu abatido eternizado en la espera. 

Te adentrarás en las aguas y quizás una calma te acompañe en tu viaje tan incierto. Sin embargo, aquí los vendavales de mis días se harán más intensos. Imagina la peor de las tormentas, así es tu ausencia para mí cuando sé que te arriesgas entre olas recias y fuertes vientos. Si la corriente te llevara me sentiré por siempre perdida... Solo me queda aferrarme a la certeza de que volverás.

Un ruido fuerte llega a mis oídos, son voces y chasquidos. Me sobresalto y salgo de mi ensueño. Miro a mi alrededor buscándote y de pronto te veo frente a mi. Tu mirada dulce y segura como siempre me conforta, contengo mis lágrimas. Me tomas las manos entre las tuyas y me animo entonces a contarte que por un momento ya no éramos quienes somos; éramos amada y marinero en el muelle de la despedida.


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