Tengo una infancia que huele a cera
sobre patines que hizo mi abuela,
a jaboncitos Pino Plateado,
a té con leche y a pan tostado.
Que huele a fósforos y espirales,
plancha caliente en mis delantales.
Tengo una infancia que huele a guiso
y a Echo en el Balde sobre los pisos,
que huele a fresias, humo de asado
y a pastizales recién cortados,
a flan casero con caramelo
y a savia Inecto sobre mi pelo.
Colonia Inglesa, anís e hinojo,
arroz con pollo y morrones rojos.
Tengo una infancia que huele rico
que se ha grabado sobre mi hocico:
tinta, secante, papel de calco,
y a mis zapatos llenos de talco.
A Chiclets Adams, a pirulines,
y a madreselvas en los jardines.
A Merthiolate, a Flit, a hule,
a olor a bronce cuando se pule.
A Porteñitas que estoy comprando
en la despensa de Don Armando.
Algunos días me trae el viento
trozos de infancia que aún hoy siento
como exhalando desde el pasado
lindos recuerdos que no he borrado.
Más si algún día pierdo memoria
sepan lo rica que olió mi historia.
¡Que tengas un bello día!
(Anónimo)

Me encantó ... y me hizo rememorar mi propia infancia compartida con mis padres y abuelos; con mis primos cerca y con los mismos olores ... que me hacen creer que la autora del poema es de mi generación y criada en valores y criterios educativos semejantes a los mios. Disfruté de cada una de sus palabras dada su maravillosa capacidad de expresión. Mil gracias.
ResponderEliminarAh!, me olvidaba agregar, mi querida Ma. Lucila, que la prenda tejida que me recuerda a mi infancia son los sweaters cuello redondo, manga pegada, de punto jersey liso (que tejía mi abuela para mis hermanas y para mi) que combinaban con algún color de la kilt escocesa que usábamos los fines de semana.
ResponderEliminarLindísima !!!! Felicitaciones
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