Ciclo - MICRORRELATO


El grifo se ha cerrado. Ya he perdido la noción del tiempo. Alguna vez fui parte de un torrente, cristalino y abundante. Yo era agua fresca y pura. Hoy soy una gota de agua que ha quedado abandonada en la cañería de una casa silenciosa. ¿Dónde se han ido todos? ¿Se han olvidado acaso de llevarme? ¿O seré yo quien se ha olvidado de seguirlos?

¿Será que pasaré aquí el resto de mis días, descansando en el frío metal de este desagüe? Nadie sabe su destino. Soy solo una gota, sin embargo, no me siento pequeña. Decido quitarme de encima esta incertidumbre que me apena. No estoy sola. Hay vida también aquí dentro. Pequeños bichitos deambulan por aquí; me hacen cosquillas sus suspiros.

Siento que la noche se aproxima. Imagino las estrellas titilando allí arriba. ¿Las acompañará la luna o será un oscuro firmamento en una noche de luna nueva? ¿Cómo saberlo aquí encerrada? Ansias de libertad empiezan a pulsar en mis venas, eso me dice que estoy viva. Ruego entonces por la oportunidad de una salida.

Amanece y los rayos de un sol naranja se filtran hasta mi morada. ¡Ha llegado el verano!, pienso, y en todo mi cuerpo se estremece con una extraña sensación. El calor me embriaga y comienzo a transformarme. Soy vapor que va subiendo. ¡He llegado hasta el cielo!, grito sin contener mi alegría, sin saber y sin soñar que la próxima tormenta me transformará en gota que riega los campos.


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