En Aquel Bar - MICRORRELATO

Sentados en aquel bar esperábamos a nuestras citas, cada uno con un libro entre las manos. El lugar estaba ambientado de manera muy acogedora con toques de madera, luz tenue y cálida, y delicados bouquets de flores blancas en pequeños frasquitos sobre las mesas y una mezcla de perfumes copaba el lugar.

Se notaba que estábamos esperando a alguien. El mozo había venido a nuestras mesas y ambos le habíamos pedido un poco más de tiempo para que llegara nuestra cita. El libro pasó de estar interesante a perder su sentido cuando nos volvimos más preocupados por la tardanza de la otra persona que por la trama de su historia.

Nuestras miradas iban a la puerta y a las ventanas en ese búsqueda que ya se tornaba incómoda, que nos llenaba de una ansiedad insospechada e inesperada. Suspiros brotaron de nuestras bocas y algunas señales de obvio fastidio se mostraron en nuestros rostros.

En distintos momentos consultábamos el reloj y empecé a observarlo como para distraerme. Creo que lo mismo pasó con él. Comencé a notar su mirada posada en mi y me sonrojé pero contuve la sonrisa, no sé por qué. Al cabo de un momento me había olvidado por completo de mi cita ausente y la frustración se convirtió en un mudo coqueteo a la distancia.

Mis pestañas lo acariciaban desde mi mesa y sus labios querían besarme locamente. No nos contuvimos mucho más. La suave luz nos cobijaba y dejé que él viniera hacia mi. Levante la mirada cuando llegó a mi mesa y le dije, “Llegas justo a tiempo”, y el sonrió encandilando mi mirada, así comenzó nuestra historia.


Comentarios